Redescubriendo los juguetes sexuales femeninos




Redescubriendo los juguetes sexuales femeninos.


Recientemente hemos podido leer ríos de tinta sobre un juguete sexual aparentemente novedoso para las mujeres, Satisfyer Pro-2. La población femenina más joven y de mediana edad ha conocido este dispositivo, lo ha probado, lo ha aceptado y lo ha difundido entre sus iguales vía redes sociales, y persona a persona, con la eficacia que nos proporciona la era de la comunicación.

La realidad es que no es nuevo, pues ya en el año 2000, la FDA americana aprobó un dispositivo muy parecido para su uso en la terapia de la anorgasmia femenina: EROS-CTD (EROS Clitoral Therapy Device) ha sido durante años el único recurso terapéutico con indicación para tratamiento de una de las disfunciones sexuales femeninas (que, por cierto, no es la más prevalente).

Ambos dispositivos provocan un efecto succión-pulsación que hace que se produzca la efectiva erección del clítoris y por lo tanto una mejora en la respuesta sexual en términos de sensaciones.

La diferencia es que el nuevo juguete, que ya tenía réplicas en el pasado, se ha promocionado exclusivamente como un estimulador del clítoris, sin nada más ni nada menos que provocar el placer en las mujeres.

Lo realmente novedoso es que la mujer se atreva a reivindicar su placer mediante el estímulo de su principal órgano del placer, el clítoris. Este órgano, que no tiene ninguna otra función conocida, durante siglos ha sido signo se “inmadurez sexual”, cuando no motivo de vergüenza, hasta el punto de que en la actualidad sigue siendo mutilado. Incluso en nuestro país, obviamente de manera ilegal, se producen ablaciones, y se considera que más de 18.000 mujeres pueden estar en peligro de sufrirla.

Durante mucho tiempo se ha pensado que la sexualidad madura tenía que ser “dirigida” a la obtención del placer mediante el coito vaginal. Los juguetes sexuales así lo indicaban, y el imaginario colectivo, poderoso en una Sociedad sin Educación Sexual, así lo entendía, mientras en las consultas de sexología se atendían a mujeres que se consideraban anorgásmicas porque no obtenían placer mediante la estimulación vaginal, como intuían debía de ser tras la visualización de las películas pornográficas, donde el coito es la razón de ser.

Lo novedoso es que, en el siglo XXI, con el placer sexual reconocido entre los Derechos Sexuales, y en plena ola feminista, la mujer se empodera en su sexualidad, habla de ella, la comenta sin tapujos y reivindica su placer de la forma en que ella más fácilmente lo consigue, sin renegar de la actividad coital, pero dándole su justa importancia.

Todas estas diferencias, que no se deben en sí al juguete, sino a la situación de la mujer en la Sociedad actual, sean bienvenidas y tengan continuidad en el tiempo, a la vez que contribuyen a una de las asignaturas pendientes de nuestra época: la igualdad real.





Dra Ana Rosa Jurado

Col: 29/29/007530